(Postrados al menos en espíritu, ante Jesús Sacramentado, digámosle profundamente arrepentidos de nuestros pecados).
¡Divino Redentor de mi alma, Señor mío y Dios mío! Yo creo firmemente por que Tú lo dijiste, que estás realmente presente en la Forma Consagrada. Mirame a tus plantas a un pobre pecador que arrepentido de sus pecados te pide perdón de haberte ofendido. Te amo y te adoro con toda el alma y ardientemente deseo recibirte Sacramentado en mi corazón; pero ya que no me es posible recibirte así en estos momentos con este corazon lleno de cosas que a ti no te agradan te pido fervientemente que vengas espiritualmente , Tú que eres el Pan Vivo que bajó del cielo para darnos vida Eterna, ven a sanar mi corazon y mi alma que por Ti suspira. Señor yo no soy digno de que vuestra divina Majestad entre en mi pobre morada; pero basta una palabra tuya solamente y mi alma será sana. ¡Gracias Jesús mío! por haber venido a mi.Tú, la luz del mundo; Tú, la fuente de agua viva que apaga el ardor de las pasiones: Tú, el Médico divino que puede sanar todas mis llagas. Tú, mi única esperanza, mi Consuelo, mi todo, ilumíname, atráeme, protégeme, para que nada ni nadie pueda separarme de Ti que tanto me amas y que anhelas tanto hacerme eternamente feliz, Así sea.